Aunque, en un sentido, se puede decir que La señorita de Tacna se ocupa de
temas como la vejez la familia, el orgullo, el destino individual, hay un asunto anterior
y constante que envuelve a todos los demás y que ha resultado, creo, la columna
vertebral de esta obra: cómo y por qué nacen las historias. No digo cómo y por qué se
escriben —aunque Belisario sea un escritor—, pues la literatura sólo es una provincia
de ese vasto quehacer —inventar historias— presente en todas las culturas, incluidas
aquellas que desconocen la escritura.